No es casualidad que después de comer nos sintamos un poquito más felices. Ocurre lo contrario cuando tenemos hambre, ya que nos sentimos con peor humor, incluso enfadados.
No eres el único al que le ocurre esto. Hay varias causas fisiológicas y psicológicas que nos lleva a esta situación de mal humor, en la que se mezcla el hambre y una degradación del estado de ánimo.
Vamos basarnos en la opinión de una experta, concretamente en la nutricionista y divulgadora conocida como @bea_gonfer en redes sociales. Tal y como explica Beatriz, este comportamiento más irascible cuando tenemos el estómago vacío se conoce como ‘ira por hambre’.
Ver esta publicación en Instagram
La activación del sistema nervioso simpático provoca que, si no comemos, nuestro organismo entre en una especie de modo de supervivencia en el que las pequeñas frustraciones se amplifican, lo que explica esa sensación de tener menos aguante y estar más propensos al enfado.
La irritabilidad por hambre le puede suceder a cualquiera, pero las personas que generalmente tienen dificultades para controlar la ira o que tienen problemas para controlar los impulsos pueden ser más propensas a tener mal humor por hambre.
Además de este enfado, el hambre trae consigo varias consecuencias negativas, no solo ira. El hambre también podría provocar una de estas reacciones y efectos: fatiga, somnolencia, dificultad para concentrarse, mala coordinación y susceptibilidad a cometer errores.
Para reducir los momentos de comportamiento irritable por hambre existen una serie de medidas que uno puede llevar a cabo si es propenso a ponerse de mal humor, según explica la gastroenteróloga Christine Lee:
MÁS SOBRE:
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.